Recuerdo con nitidez, cuando un locutor de una emisora local se refirió a unas declaraciones periodísticas mías sobre la necesidad de implementar progresivamente la jornada escolar completa; inmediatamente provocó una serie de llamadas a la emisora, unos apoyando la idea pero la mayoría criticándola; lo curioso es que los oyentes que expresan su desacuerdo, argumentaban su posición diciendo que ello no se podía realizar, pues los estudiantes "al ser desnutridos no resistirían tal jornada"(sic); que "los padres de familia no estarían en condiciones para pagar doble pasaje"(sic); que "con el servicio de transporte actual, sería muy dificultoso que los estudiantes pudieran ir en la mañana y regresar en la tarde" (sic); no faltaron las intervenciones irónicas: "el primer turno terminaría a la 4:00 p.m. el segundo turno concluiría a las 10:00 p.m y la nocturna empezaría a las 10:00 p.m" (sic); que "los profesores tendrían que trabajar más con el mismo sueldo" (sic); que "los alumnos no resistirían, que se aburrirían"; etc.
Es probable que los estudiantes, inicialmente, rechacen la idea pensando que son más horas de encierro, con el consecuente aumento del estrés que causa el atiborrar de contenidos los cerebros infantiles y juveniles para que sean aprendidos, muchas veces mecánicamente, apelando a las simples estrategias de "recirculación de la información"; felizmente la propuesta nuestra no va por ese camino. Por ello es recomendable que tratemos de no limitarnos al nombre de Jornada Completa, comencemos a referirnos a la Jornada Escolar de Calidad, que implica claro está, el incremento significativo de horas de permanencia en la institución educativa.
Incrementar las horas de presencia estudiantil en las instituciones educativas como parte de la Jornada Escolar de Calidad, significa tener la decisión de dar un gran salto, una transformación radical de nuestro vigente sistema educativo, una nueva manera de pensar la educación orientada en lo fundamental a formar seres humanos, coherente con la frase de Morin al reconocer que la principal finalidad de la educación es "humanizar la humanidad"; no se trata pues del simple aumento de horas, sino de concebir un nuevo modelo pedagógico que conciba al estudiante como un ser integral al cual hay que brindarle las oportunidades suficientes para ampliar sus capacidades y satisfacer sus necesidades fundamentales; lo cual demanda de una formación plena en lo intelectual, ético, físico, artístico, social y espiritual, que por los limitados tiempos con que cuenta la escuela, es difícil lograrlo.
Recordemos que hace 40 años aproximadamente, los estudiantes tenían doble jornada: mañana y tarde, los alumnos se desplazaban a sus casas para almorzar; ello se terminó ante el acelerado crecimiento poblacional que en ese entonces bordeaba el 3 % (hoy de acuerdo al Censo del 2007 el crecimiento poblacional es: 1.6 %), pues a las autoridades de entonces se les ocurrió la "brillante" idea de "optimizar" la infraestructura existente creando dos turnos, es decir un grupo de estudiantes asistirían al turno de mañana y otros al turno de tarde, en lugar de construir mas locales escolares para satisfacer la creciente demanda, "ahorrando" así el presupuesto estatal; con esa decisión que perdura hasta hoy, se logró incrementar significativamente la cantidad de alumnos atendidos, sin elevar mayormente el presupuesto; lamentablemente el aumento de la cantidad no vino aparejada con el aumento de la calidad, al contrario ésta comenzó a decrecer, sin que ello signifique que la disminución de la jornada sea la única causa de la disminución de la calidad.
No se trata de volver al pasado, pues el reto es pensar, imaginar una escuela diferente a la actual y que nunca haya existido: con buena infraestructura, adecuado equipamiento y servicios de profesionales en psicología y servicio social que atenderían a un conjunto de escuelas agrupadas en redes; instituciones educativas fortalecidas con autonomía real ejercida de manera responsable que posibilite un trabajo sinérgico con otras escuelas y colegios cercanos constituyendo dinámicas redes educacionales, que implique el compartir espacios e instalaciones propios y de otras instituciones; por ejemplo, campos deportivos bien equipados por los gobiernos locales para la práctica de todos los deportes posibles.
Los estudiantes en éste nuevo tipo de escuelas, permanecerían de de 6 a 7 ú 8 horas, dependiendo del Nivel Educativo, Grado de estudios y de la decisión de la propia institución educativa; con almuerzo incluido a cargo del Estado, servicios de salud y la proporción de materiales educativos; con docentes de excelente desempeño profesional, óptima y permanentemente actualizados y dignamente considerados tanto económica como moral y socialmente; adecuadamente seleccionados y periódicamente evaluados por la propia comunidad educativa de la I.E.
¿Qué se haría con el tiempo ganado?
Concluido el horario de la mañana, que no tendría cambios significativos en la distribución horaria actual, salvo mejorar significativamente la calidad del currículo, el desempeño docente y el rendimiento estudiantil y la posible ampliación de tiempos pedagógicos para matemática, comunicación y ciencias; los alumnos se beneficiarían de un nutritivo almuerzo que deberá ser asumido por el Estado. En la tarde, los estudiantes participarían en una serie de actividades adecuadamente escogidas y cronogramadas, las alternativas son múltiples: desde cine o video forum, hasta jornadas de lectura en la biblioteca, pasando por talleres de folklore, dibujo, pintura, música; clubes de futbol, vóley, básquet, atletismo, ajedrez; desarrollo de las tareas escolares dejadas durante la mañana, estudio dirigido; horas de informática educativa; talleres de autoestima; tutoría personal y grupal; eventos como mesas redondas o paneles sobre temas pertinentes a la realidad comunal, local, regional, nacional y mundial; visitas a centros de interés, actividades culturales, etc. Las actividades serían propuestas, planificadas y aprobadas por cada institución educativa.
La escuela debe convertirse en un espacio en donde los estudiantes quieran ir gustosamente a ella y no tengan que ir por que alguien los obliga; el desafío es hacer de la escuela un espacio formativo donde el estudio, la creación, la crítica, la diversión y el disfrute se fusionen; el estudio si bien exige sacrificio, no debe significar martirio; se puede aprender con placer y allí generaremos las capacidades de seguir aprendiendo durante toda la vida de la persona; alejando la idea de que el estudio o el trabajo son un castigo, al contario asumirlos como derechos que los podemos ejercer con entera satisfacción.
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